y ellos me acogieron,
esa noche lloré
y ellos me protegieron.
Un día tal como hoy
yo me sentía dejado
y "Peñuelas" con su amor,
la vida otra vez me ha dado.
Si fuera yo un dios sagrado
ordenaría una cosa,
que "Peñuelas" fueran dos
grandes, preciosas y hermosas
flores de malvarrosa.
Cuando "Peñuelas" se alza,
por la mañana temprano,
mi rencor hacia la vida
desaparece en su mano.
¿Cómo podré agradecer,
tanto cariño y amor?
Otorgándole a "Peñuelas"
todo mi corazón.
Y con este verso me despido
de este "Peñuelas" bendito,
que me ha dado su calor
y me ha dado pan y nido.
Julio Alberto
A principios de año llegó Julio Alberto a nuestro centro; su estancia con nosotros ha sido breve, pero se ha caracterizado por su buen humor y alegría.
Antes de su marcha nos ha dejado estos versos dedicados.
Esperamos que le vaya bien en esta nueva etapa de su vida, con su empeño y ganas lo conseguirá. Hasta pronto.
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