jueves, 15 de marzo de 2007

"El Silencio"

A pesar de lo aparatoso del silencio de las personas que pululan en torno mio, yo se que no están solos.... El mutismo, su mutismo se adueña del ambiente y sus miradas atraviesan a toda velocidad el denso espacio, estableciéndose unas lineas imaginarias entre unos y otros que actúan, diríanse cual frontera infranqueable, una linea ilimitada, erizada de olvido y en algunos casos de desesperanza.
Se ha dicho y mil veces repetido, que el silencio es la apoteosis de la paz y sin embargo, en el salón parece mas un escudo o tal vez mejor dicho, la llave inimitable, que guarda de manera desaforada los recovecos mas inverosímiles del cerebro de los seres que lo pueblan.
Es un silencio duro y opaco, que maltrata inmisericorde las caras de algunos seres que me rodean. Unos, parece que están al acecho, esperando la mejor oportunidad para saltar sobre sus propios abismos; en otros, por el contrario, hacen de su silencio su fortaleza, una fortaleza repleta de fantasmas encadenados.
A mi lado, hay uno que duerme, apoyando sus codos en la mesa, tal vez lo hace como formula mágica para aprisionar entre sus brazos sus sueños, sus últimos sueños de la noche que acaba de morir y que no quiere que se le vayan de sus manos o de su alma maltratada por el brazo armado de su desdichado destino...
Poco a poco, se ha ido quedando vacío el salón cuadrangular, los que antes lo poblaban durante unas horas van a ser engullidos por las hambres eternas que en la gran ciudad supone el anonimato; solo quedan dos personas, un hombre de edad indefinida, que duerme trabajosamente a caballo de una silla y una muchacha joven de rasgos agitados que me observa con miada curiosa.
Yo, como siempre, a lomos de mi soledad compartida, me sumerjo en el libro que tengo entre mis manos y me regodeo con las "Hazañas de los Borbones"


Domingo 4 marzo 2007
El Viajero

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