jueves, 15 de marzo de 2007

"Y lloveran gotas de esperanza..."

Un espacio de reducidas dimensiones, de forma cuadrangular, es el cobijo o tal vez el aliento de los seres que lo habitan. De vez en cuando, rompe el silencio el persistente carraspeo de un viejo y empedernido fumador o el monosílabo saludo de dos compañeros de infortunio.
Al contrario que en los sitios concurridos, las silenciosas habitaciones, apenas se inmutan con la llegada de un nuevo compañero, acaso un pequeño movimiento de cabeza o un gesto inexpresivo que la nueva presencia del recién llegado.
La televisión es un habitante más y la voz femenina y aterciopelada de la locutora, diríase que se repite una y otra vez en todas y cada una de las caras que, silenciosamente, parecen asimilar el bombardero de noticias con que la televisión un día tras otro. acorta los horizontes de los seres que pululan a su alrededor y que tal vez ya nada esperan.
Sobre el techo reinan cuatro bombillas que iluminan la instantánea, aunque de una forma mortecina, pero suficiente.
Es un pequeño universo, acaso de varias nacionalidades, que a pesar de sus silencios, viven y sufren, tal vez con sus viejos recuerdos también gozan. Apenas he llegado y ya busco miradas o gestos de complicidad, pero es en vano.
El silencio me acecha, me acecha, ... de tal modo que en mi nueva y anómala situación, se adueña de mi memoria la lapidaria frase del pensador francés Voltaire: " Nacen sin conocerse, viven sin hablarse y mueren sin llorarse"
Viernes 2 marzo 2007
EL VIAJERO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y a veces sin conocernos nos sentimos próximos...tu "no imagen" me es cercana, sin conocerte me identifico contigo...