jueves, 5 de julio de 2007

La vida de G

Se levantó de la butaca azul y encaminó sus pasos tambaleantes hasta la sala. Aplastó el remolino del pelo y se sobo la barba de lija. Se acercó al lavabo e intentó apuntar desde su bragueta hasta la taza. Tomó asiento junto a dos cabezas apoyadas en la mesa e hizo lo propio con la suya, casi de golpe, amortiguada por el brazo. Despuésdel café y las galletas se enfundó la chupa y como un equilibrista en un vendaval salió otro día más.
Bien entrada la noche traía el frío del descampado y el olor de la chasca. Como había hecho por la mañana en la mesa cayó en la butaca para dormir sin sosiego.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola tema interesante a devatir